En este bello pasaje del Santo Evangelio de Jesús, conoceremos la historia de Pedro y de su hermano Andrés, quienes, después de trabajar toda la noche sin pescar ni un solo pez, obedecieron el pedido del Divino Maestro, cuando les indicó que regresaran al mar y arrojasen sus redes al agua. Fue entonces que ocurrió un gran milagro.
Este título, el segundo de la colección ecuménica “El Santo Evangelio de Jesús”, está basado en la Buena Nueva de Jesús, según San Mateo, 4:18 al 22; San Marcos, 1:16 al 20; y San Lucas, 5:1 al 11, y en las lecciones fraternas del escritor Paiva Netto, las que hace más de seis décadas se transmiten en diversos medios de comunicación, inspiradas en el Santo Evangelio y el Apocalipsis Redentor de Jesús, siempre en Espíritu y Verdad, a la luz del Nuevo Mandamiento del Cristo de Dios: “Ámense como Yo los he amado. Solamente así podrán ser reconocidos como mis discípulos” (San Juan, 13:34 y 35).