El tÃtulo de esta tercera cÃĄntica es equivocado. El verdadero paraÃso terrenal es el que se encuentra en la cima del monte-isla llamada Purgatorio. En esta cÃĄntica se describe el EmpÃreo, es decir, la residencia de las almas de los santos, de los querubines, de los ÃĄngeles, de los apÃŗstoles, de la familia de JesÃēs y, en fin, de Dios. Esta cÃĄntica describe lo etÊreo, lo impalpable, lo inconsistente y, sin embargo, lo ordenado jerÃĄrquicamente en el cielo en orden ascendente, de esfera celestial en esfera, hasta la visiÃŗn deslumbrante e insoportable de la luz divina. La habilidad poÊtica de Dante consiste justamente en esto: haber descrito lo indescriptible, siendo etÊreo, con los medios materiales que la rima y el ritmo mÊtrico consienten. Pero no es sÃŗlo esta la diferencia. Mientras las dos primeras cÃĄnticas describen historias humanas y materiales, esta cÃĄntica es un completo tratado de teologÃa, enteramente escrito por un laico, hasta la Êpoca de Dante. Y de esto Êl, orgullosamente, se jacta desde el primer canto.