La novia estÃĄ impresionante. El novio, de infarto. Una lÃĄstima que el padrino sea un imbÃĐcil de campeonato. Cuando mi mejor amiga me pide que sea su dama de honor, me siento halagada, claro. Pero solo hasta que me presenta al padrino y me doy cuenta de que ya nos conocemos, justo de esa maÃąana, cuando... espera... le tirÃĐ por accidente un vaso de zumo de naranja encima de su perfecto traje a medida. No es que fuera mi mejor momento, pero tampoco tenÃa que comportarse como un estÚpido. Y ahora, lo peor es que tengo que pasar cinco dÃas en una isla paradisÃaca con un tipo que es totalmente lo contrario a mÃ. Un mandÃģn obsesionado con la limpieza que odia la impuntualidad. Y yo soy descarada y desordenada, y llegarÃĐ tarde hasta a mi propio funeral. Aunque, si escarbo un poco, igual es posible encontrar algunas similitudes. Lo detesto, y ÃĐl me odia. Le encanta ganar. Yo odio perder. Ãl es un mujeriego... y yo una chica a la que le gusta divertirse. Y por eso no deberÃa sorprenderme que seamos la bomba en la cama. Aunque tampoco importa. La vida es demasiado corta como para quedarse con un solo hombre. Sobre todo, si ese hombre es el billonario Penn Kingcaid...