Para las escritoras inglesas del siglo XIX, el conocimiento de las lenguas modernas era un modo de adquirir una educaciÃģn alternativa a la universitaria, que les estaba vedada. Mary Shelley es un buen ejemplo, pues llegÃģ a dominar el francÃĐs, el italiano, el portuguÃĐs y el espaÃąol. LeyÃģ gran parte de nuestra literatura clÃĄsica, como se aprecia en sus biografÃas literarias, las Lives of the Most Eminent Literary and Scientific Men of Spain and Portugal (1837). El corazÃģn de estas semblanzas que Mary construyÃģ segÚn el modelo de las Vidas paralelas son dos biografÃas contrastadas: las de Cervantes y Lope de Vega. En ellas vertiÃģ muchas de sus preocupaciones mÃĄs Ãntimas: la relaciÃģn entre literatura y vida privada, la presiÃģn que ejercen sobre el escritor las expectativas sociales, la naturaleza del genioâĶ Son pÃĄginas reveladoras en muchos sentidos que contaron con miles de lectores en Europa y difundieron una imagen de la genialidad literaria encarnada en estos dos grandes creadores espaÃąoles, al tiempo que prolongaba lugares comunes que han persistido hasta fechas recientes.