La obra desarrolla la tesis según la cual dos grandes fuerzas opuestas gobiernan el arte: la fuerza dionisíaca y la fuerza apolínea. Estas dos fuerzas otrora unidas en la tragedia griega, fueron separadas por el triunfo de la racionalidad con Eurípides y Sócrates. Nietzsche tenía la esperanza de reencontrar esa antigua unión en la música de Richard Wagner a quien por cierto dedicó esta obra.