Dos caballeros estudiantes encuentran en las orillas del río Tormes, a un niño de unos once años, llamado Tomás Rodaja, que pretendía encontrar en Salamanca un amo que a cambio de sus servicios le diese estudios; propuesta que los estudiantes aceptaron. Al poco tiempo por su fidelidad y buen servir Tomas se había convertido más en un compañero que un criado. Por su notable ingenio el joven logró alcanzar gran popularidad en la Universidad.