Kila: The Bremen Town Musician

Kila: The Bremen Town Musicians - un libro de cuentos de Kila

Kila ofrece divertidos libros de cuentos para estimular el amor por la lectura. Los libros de cuentos de Kila ayudan a los niños a disfrutar de la lectura y el aprendizaje con una gran cantidad de fábulas y cuentos de hadas.

Había una vez un burro cuyo amo le había hecho llevar sacos al molino durante muchos años. Su fuerza finalmente comenzó a fallar, por lo que no podía trabajar mucho y su maestro quería echarlo.

El burro lo sabía y se escapó a Bremen, donde pensó que podría ser un músico de la ciudad.

Cuando hubo recorrido un pequeño trecho, se encontró con un perro tirado al costado del camino. El burro preguntó: "¿Por qué estás tan sin aliento?"

"Ahora soy viejo", dijo el perro, "y ya no puedo cazar. Mi amo me iba a matar".

"Voy a Bremen para convertirme en músico de la ciudad". dijo el burro. "Puedes venir conmigo. Puedo tocar el laúd y tú puedes tocar el tambor". El perro accedió de buena gana y caminaron juntos.

No pasó mucho tiempo antes de que se encontraran con un gato sentado en el camino. "¿Qué es lo que te pasa?" dijo el burro.

“Soy viejo y se me están desafiando los dientes”, respondió el gato. "No puedo atrapar ratones, así que mi ama quería ahogarme".

"Ven con nosotros a Bremen", dijo el burro, "y conviértete en músico de la ciudad. Entiendes las serenatas". El gato pensó bien en la idea y se unió a ellos.

Los tres viajeros pasaron luego por una yarda y se encontraron con un gallo que cantaba. "Tus gritos son suficientes para perforar los huesos y la médula", dijo el burro. "¿Cuál es el problema?"

"He predicho el buen tiempo, pero el cocinero quiere convertirme en sopa. Estoy cantando con todas mis fuerzas mientras pueda".

"Será mejor que vengas con nosotros", dijo el burro. "Vamos a Bremen. Tienes una voz poderosa y, cuando actuemos todos juntos, tendrá un efecto muy bueno". El gallo estuvo de acuerdo y los cuatro continuaron juntos.

Pero Bremen estaba demasiado lejos para ser alcanzado en un día, así que, cuando se acercaba la noche, llegaron a un bosque y decidieron pasar la noche allí.

El burro y el perro se tumbaron debajo de un gran árbol mientras el gato trepaba entre las ramas y el gallo volaba hasta la cima.

Antes de que el gallo se durmiera, vio una lucecita que brillaba en la distancia y gritó a sus compañeros que debía haber una casa no muy lejos. Todos partieron en dirección a la luz hasta que finalmente los condujo a la casa.

El burro, siendo el más grande, se acercó a la ventana y miró hacia adentro. Vio a unos ladrones sentados alrededor de una mesa cubierta de espléndida comida y bebida.

Discutieron cómo sacar a los ladrones de la casa y finalmente dieron con un plan.

El burro debía colocar sus patas delanteras en el alféizar de la ventana; el perro debía subirse al lomo del burro; el gato encima del perro; y por último, el gallo debía volar y posarse sobre la cabeza del gato.

Cuando se hizo eso, a una determinada señal, todos empezaron a interpretar su música. El burro rebuznaba, el perro ladraba, el gato maullaba y el gallo cantaba. Luego irrumpieron en la habitación, rompiendo todos los cristales de la ventana.

Los ladrones huyeron ante el espantoso sonido. Pensaron que estaban siendo atacados por monstruos y huyeron al bosque, temiendo por sus vidas.

Luego, los cuatro compañeros se sentaron a la mesa y disfrutaron de los restos de la comida. Festejaron como si hubieran tenido hambre durante un mes.

A partir de ese momento, los ladrones nunca se aventuraron a regresar a la casa y los cuatro músicos de la ciudad de Bremen se encontraron tan bien que se quedaron allí para siempre.

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